El primer paso es tranquilizar al paciente recalcando que se encuentra en un medio seguro para referir su preocupación actual y que el médico estará disponible para ayudarlo a lo largo de la crisis.
Se debe evaluar la gravedad de la crisis y el estado mental, psiquiátrico, homicida o suicida, y médico del paciente.
El médico debe garantizar la seguridad del paciente y de terceros, en ese sentido debe considerar la hospitalización en aquellos pacientes con crisis suicidas.
El objetivo central de la intervención es preservar la vida, evitando o disminuyendo el potencial daño físico a sí mismo o a otras personas, para ello se ayuda al paciente a desarrollar una respuesta constructiva a la crisis.
Durante el seguimiento, se debe evaluar el progreso en relación con el plan específico de acción y debe reforzar incluso los pequeños avances terapéuticos.
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